Una vez más brindo por Catalunya. La ley que hoy se ha aprobado en el Parlament no era fácil de aprobar y menos de discutir sin mezclar argumentos identitarios en algo tan simple como es el maltrato animal. Conozco personas de aquí y de fuera a favor y en contra de esa "fiesta" que acaba con la plaza ensangrentada. La identidad no tiene nada que ver, y sí el código ético que un@ ha interiorizado a lo largo de su vida. Tampoco era fácil renunciar a intereses económicos y políticos a la hora de enfrentarse con la difícil decisión de legislar una ley que necesariamente tendría consecuencias. Y a la vista está que muchos parlamentarios no lo han hecho. Pero para mí que el santo patrón de los animales hoy ha intercedido para suerte de los toros. Muchos hemos saltado de júbilo por ellos, por los toros. Otros lloraban por ellos mismos, porque sentían que esa ley les robaba algo: su libertad para divertirse y ganar dinero con un "arte" que acaba en maltrato y carnicería.
He oído también amenazas de revancha por la recién nacida ley, proferidas en tono de lo más agresivo. Pero hoy es un día de auténtica FIESTA y, pase lo que pase, nadie nos puede arrebatar la alegría del nuevo paso dado.
He oído también amenazas de revancha por la recién nacida ley, proferidas en tono de lo más agresivo. Pero hoy es un día de auténtica FIESTA y, pase lo que pase, nadie nos puede arrebatar la alegría del nuevo paso dado.
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