Estoy paralizada ante las próximas elecciones. Atónita, para afinar más. Escucho declaraciones de unos y de otros y más que programas electorales creíbles, me parecen verborreas dirigidas a estúpidos y o desmemoriados. Nadie acepta haber cometido errores, todos sacan pecho (porque quedaría feo sacar otra cosa) y lanzan cánticos arrulladores, como sirenas embaucadoras. Pero durante los 40 años de "democracia" que llevamos se han ido retratando los diversos partidos con sus respectivos políticos. Obras son amores y no buenas razones, dice un dicho popular. Si siempre ha sido difícil discernir entre el grano y la paja de lo que nos cuentan en época de elecciones, ahora, con esta maldita crisis originada por unos cuantos, mantenida por muchos y sufrida por casi todos, ahora es una empresa casi imposible. A lo mejor por éso aprovechan los extremistas para surgir de entre el atontamiento general, instalarse en las tripas, en los instintos más bajos de las personas, y filtrarse hasta el cerebro a base de tópicos, populismo y la promesa de solucionarlo todo como por encanto. Los otros, los que no se llaman extremistas y viendo el éxito de los mensajes mágicos, nos llaman a aceptar lo que sus comités de sabios piensan para nosotros. Todo el mundo tiene soluciones. Me quedo con l'Ovidi y con Serrat. Porque quiero. En Gavà solo hay un partido que, desde el principio ha estado en contra del Pla de Ponent. Creo que se merecen que les vote esta vez.
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