
En los tiempos que corren hace falta, creo, ver en qué podemos convertirnos a poco que nos dejemos llevar por ideas extremistas. No somos inmunes a esa locura colectiva, sobre todo cuando elegimos líderes con mentes atormentadas -paranoicos, resumiendo- y nos quieren meter su miedo, su desconfianza, en el cuerpo.
La tolerancia hacia otras ideas, hacia otros credos, el respeto por la vida humana, por una vida digna para todos, podrían servirnos de brújula que nos orientara al escuchar los discursos y los programas de los políticos en estos tiempos de elecciones. Porque si es terrible que te impongan un gobierno intolerante con los adversarios, más tremendo resulta que lo elijamos nosotros mismos.
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