La tensión crece, la incertidumbre junto con la ilusión y la esperanza de poder constatar que estamos en un país (España) que, por encima de todo ha llegado a un nivel de democracia suficiente para que no seamos la vergüenza de la Europa moderna. Me apenaría mucho que las fotos y los comunicados que circulen el Domingo 9 mostaran un estado casposo, retrógado, inmovilista. Muchos catalanes deseamos votar, y éso no puede ser malo. No llevamos armas ni quemamos nada. Sólo deseamos que la política funcione, que los políticos se ganen su sueldo, que nuestros anhelos quepan en la Constitución, y si no caben que ésta se ensanche. Los catalanes no queremos guerras, solo queremos urnas. Hasta ahora no hemos exigido la independencia, solo saber cuántos la queremos y que se obre en consecuencia.
Deseo que el 9N sea un felíz día. No dependerá del tiempo, sólo de las personas.
Deseo que el 9N sea un felíz día. No dependerá del tiempo, sólo de las personas.