Es muy tentador, para las empresas que venden por internet intentara provechar estos días de confinamiento en que tenemos más que tiempo para conectarnos, mirar ofertas y gastarnos algo en cosas que, aunque no sean indispensables, nos pueden dar la sensación de que estamos en una situación normal, y donde las compras pueden aliviarnos de esta desertización de nuestras vidas. Pero no, las compras, las compras innecesarias, no nos harán sentirnos como antes, porque por poco que miremos las noticias, cada día vemos que hay miles de infectados y también de muertos por este bichito al que no vemos y nos ataca a traición.
Pero ¡Ay! las solidaridades que vamos viendo estos días, las contrarrestan algunas actuaciones tan irresponsables como egoístas. Los comerciantes de la Illa de Gavà han creado un blog para la ciudadanía donde anuncian los establecimientos que permanecen abiertos. Hasta aquí, de coña. Pero aprovechando la ocasión, también se anuncian otros que, a pesar de permanecer cerrados, ofrecen sus productos por internet, con lo cual los servicios de reparto van a estar bien activos.
Me he cansado, estos días, de leer las quejas de estos repartidores a domicilio, reclamando el derecho de no tener que repartir este tipo de productos, por su salud y la de sus familias. Los gobiernos no se atreven, diría yo, a recortar todos los servicios imprescindibles, y parar la venta de ropa, productos de belleza, etc, etc. Parece que la economía aún pulula por encima del sentido común: Si por no perder poder económico dejamos que la gente se infecte y muchos mueran, luego, los que van a beneficiarse de esa economía dehumanizada, van a ser solo los que sobrevivan.
Los poderosos también caen. En éso la naturaleza es más justa que nosotros. Los egoístas también pueden caer.
Pero ¡Ay! las solidaridades que vamos viendo estos días, las contrarrestan algunas actuaciones tan irresponsables como egoístas. Los comerciantes de la Illa de Gavà han creado un blog para la ciudadanía donde anuncian los establecimientos que permanecen abiertos. Hasta aquí, de coña. Pero aprovechando la ocasión, también se anuncian otros que, a pesar de permanecer cerrados, ofrecen sus productos por internet, con lo cual los servicios de reparto van a estar bien activos.
Me he cansado, estos días, de leer las quejas de estos repartidores a domicilio, reclamando el derecho de no tener que repartir este tipo de productos, por su salud y la de sus familias. Los gobiernos no se atreven, diría yo, a recortar todos los servicios imprescindibles, y parar la venta de ropa, productos de belleza, etc, etc. Parece que la economía aún pulula por encima del sentido común: Si por no perder poder económico dejamos que la gente se infecte y muchos mueran, luego, los que van a beneficiarse de esa economía dehumanizada, van a ser solo los que sobrevivan.
Los poderosos también caen. En éso la naturaleza es más justa que nosotros. Los egoístas también pueden caer.
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